jueves, 18 de febrero de 2016

¡Qué lástima!



El verano pasado, de repente, cerró sus puertas el Café Comercial, uno de los más antiguos de Madrid. Se fundó en 1887 y era un lugar de encuentros, tertulias, juegos y todo tipo de actividades intelectuales y lúdicas. Además, estaba situado en una plaza muy céntrica, la Glorieta de Bilbao.

Por todo eso, su cierre repentino provocó mucha pena entre muchísimos habitantes de Madrid. Mucha gente fue a la puerta y escribió carteles expresando sus sentimientos. Todavía hoy se pueden ver algunos, como este:


café comercial
Glorieta de Bilbao



Como dice el cartel, es una lástima (o sea, es una pena). Es una lástima que tantos cafés y tiendas antiguos estén cerrando en Madrid: por la crisis, por la subida de los precios de los alquileres, por la presión de las multinacionales, etc. Es una lástima que, donde ayer hubo un establecimiento familiar, único y diferente, poco tiempo después encontremos un local igual a miles que se pueden encontrar por todo el mundo (Starbucks, por ejemplo).    

Es una lástima que haya cerrado este café, pero al menos, el Ayuntamiento de Madrid lo ha protegido prohibiendo cambiar su estructura y gran parte de sus elementos, como las escaleras o las lámparas. Quizá por eso ahí sigue, cerrado, porque las grandes cadenas de tiendas y cafés siempre quieren imponer su imagen y cambiarlo todo.

No sé si te has fijado en que he usado subjuntivo después de es una lástima que; cuando uso esta expresión, lo que hago es comentar y valorar un hecho conocido por todos, no introducir información nueva, y por eso usamos generalmente subjuntivo, igual que con otras muchas expresiones parecidas (es una maravilla / una pena / maravilloso / estupendo que...). He usado el presente de subjuntivo para referirme al presente y al futuro (es una lástima que tantos cafés estén cerrando..., es una lástima que poco tiempo después encontremos...), y el pretérito perfecto de subjuntivo para hablar de un pasado que tiene consecuencias hasta el presente (es una lástima que haya cerrado este café) porque todavía los que lo frecuentábamos lo echamos de menos y sentimos que ha pasado poco tiempo desde que cerró.

En las dos imágenes siguientes, en cambio, la persona que escribió esas frases tan poéticas siente lástima por algo que pasó y que ya considera cerrado, terminado:


lástima que subjuntivo
Calle del Amparo




Son mensajes de alguien que estuvo -y quizá sigue- muy enamorado de una persona, pero las cosas no salieron bien. No sé si puedes leer bien los textos, así que te los voy a escribir:

Intenté conseguir tu alma... Se la vendí al diablo... Lástima que fueseis la misma persona.

La persona amada era, en realidad, el demonio, el diablo (o era tan mala como él).

Eras algo imperfecto en un mundo imperfecto. Lástima que no soportaras las comparaciones.

La persona amada, probablemente, era demasiado perfeccionista, y eso acabó con la historia de amor, pero quizá este verso tú lo entiendas de otra manera.

En estos dos versos, se usa el imperfecto de subjuntivo (fueseis, soportaras), porque se está hablando de una relación ya completamente terminada.


Y así llegamos al final de esta entrada. Qué lástima que se acabe, ¿verdad?

¡Hasta pronto!


P.D. En 2017 se volvió a abrir el Café Comercial. Su aspecto no ha cambiado demasiado, no pertenece a ninguna empresa multinacional y sigue manteniendo su nombre. ¡Bien!

2 comentarios:

  1. Hola: también en mi ciudad están cerrando los establecimientos más emblemáticos y los locales siguen vacíos. Una explicación muy clara e instructiva sobre el uso del subjuntivo. Seguimos en contacto

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